Asesinato del Lider Político José Antequera
El 3 de marzo de 1989 cansado de las múltiples amenazas en contra de su vida, el líder sindical José Antequera emprenderá un viaje a la ciudad de Barranquilla pero será asesinado en el Aeropuerto el Dorado de Bogotá antes de abordar el avión. Junto con el caso de Antequera se orquesto un genocidio en contra de los miembros de la Unión Patriótica durante una década que da como resultado más de 5000 homicidios. Estos crímenes permanecen impunes ante la justicia colombiana que para el 2010 por informe de la Escuela Nacional Sindical solo estaba investigando el 25% de los casos. El caso específico de Antequera ha sido oscurecido por intereses difamatorios, actuaciones judiciales amañadas y toda una serie de acciones que han dilapidado el esclarecimiento de la verdad y la condena de los responsables intelectuales.
Meses antes de su asesinato en el sepelio de Teófilo Forero otro miembro de la UP asesinado también, Antequera afirmaría ante la situación política de ese entonces:. "El presidente debe rectificar su posición y desmontar los grupos paramilitares". La gran amenaza que significó el levantamiento de grupos de paramilitarismo en connivencia con fuerzas de policía y el Ejército colombiano impidieron trazar un proyecto de reconciliación nacional que hiciera participes a las bandas insurgentes y reconociera a la izquierda política como brazo legítimo ante la sociedad.
Por el contrario, primaron los oscuros intereses de sectores de la ultra derecha colombiana que financiados por el narcotráfico y alentados por la incapacidad de los dirigentes políticos y la debilidad institucional de las fuerzas militares lograrán truncar los deseos de cambiar el modelo de desarrollo excluyente a cambio del mantenimiento del statu quo y la consolidación del fenómeno del paramilitarismo que se extenderá hasta el 2004 con los acuerdos de Ralito en el gobierno de Álvaro Uribe Vélez. El marco jurídico de estos acuerdos (Ley de Justicia y Paz) es otro acápite y continuum del marco de impunidad que se ha presentado en Colombia. La extradición de paramilitares clave para el esclarecimiento de estos crímenes a la par con la actitud laxa por parte del Estado alrededor de los crímenes de lesa humanidad, deparan en una incapacidad moral para reconocer que en Colombia la situación de los derechos humanos continúa siendo crítica. De igual manera tanto los narcotraficantes (ahora fragmentados en micro carteles) como los paramilitares (las llamadas Bacrim) han resurgido como resultado de todo el daño moral y el fracaso de las élites gobernantes por dar cabida a proyectos incluyentes basados en el respeto por la vida. Por su parte las guerrillas continúan activas (las FARC iniciaron diálogos en Cuba con el gobierno) y la política se ha manejado esta entre la zanahoria y el garrote. Se retoman hoy nuevos conceptos para viejas problemáticas como la guerra sucia que describió José Antequera y que él buscaba ayudar a su solución.
Referencias Bibliográficas
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